La elaboración del vino consiste en un proceso laborioso que determina todas y cada una de las característica del producto final. Dentro de este proceso, la crianza es una de las etapas más importantes y que más definen al vino. De alguna manera, se podría decir incluso que la crianza hace “bebible” un vino.
Hablamos de un proceso de envejecimiento que dura un tiempo determinado. En él, el vino evoluciona, se modifica y mejora sus características. Son muy pocos los vinos que salen al mercado sin someterse a este tiempo de reposo. Y es que la crianza, en cualquiera de sus formas y tiempos, es fundamental para la elaboración de vino.
Distintos tipos de crianza
En barrica de madera. Cuando el vino reposa en madera no solo hablamos de un proceso de conservación. Sin duda la madera modifica las características del vino dándole unas características casi propias. El roble ha conseguido destacar frente a otros tipos de madera por sus particularidades olfativas y degustativas.
En botellas. Cuando embotellamos el vino comienza un nuevo periodo de crianza, conocido como redox o reductora. En este caso, a consecuencia de la falta de oxígeno, el vino reacciona mezclando todos sus componentes. En este momento es cuando aparece lo que se denomina bouquet.
Biológica. Aunque el proceso se lleva a cabo en barricas o botellas, lo cierto es que sus rasgos sensoriales se deben a la reacción de levaduras. Los vinos espumosos o cavas reaccionan en la propia botella, mientras que otros vinos como los finos de Jerez, lo hacen en barrica bajo un velo de levaduras vivas.
Tiempos de crianza
El proceso de crianza comienza en enero del año siguiente a la vendimia. Existen diferentes criterios para determinar el tiempo de crianza de un vino, pero en términos generales, en España se podría establecer lo siguiente:
Vino joven (24 meses): De 6 a 9 meses en barrica, de 15 a 18 meses en botella.
Tinto crianza (24 meses): 12 meses en barrica, 12 meses en botella.
Tinto reserva (36 meses): 12 meses en barrica, 24 meses en botella.
Tinto Gran Reserva (60 meses): 24 meses en barrica, 36 meses en botella.
En Bodegas Platé trabajamos cada día para darle el mejor tratamiento, cuidado y mimo a todos nuestros vinos. Te invitamos a conocer de cerca nuestro trabajo visitando nuestra página web. ¡Te esperamos!